"Amanecì con los puños bien cerrados y la rabia insolente de mi juventud..."
Hubo un momento despuès de la tormenta, donde sentì que todo mi cuerpo se llenaba con la rabia de mi juventud. Hubo un momento donde sentì la electricidad corriendo por dentro de mì, hasta mis extremidades.
Hasta la punta de los dedos (que ahora estàn temblorosos)...
Esto no puede ser bueno, no señor.
Porque ya no soy (ni quiero ser) aquella que fui una vez. Aquella que no tenìa rumbo, que no veìa futuro posible, que lo ùnico que veìa era el mal, y que incluso lo sentìa dentro de si, latente, esperando salir...
Y hoy... volvì a sentirlo. Despuès de mucho tiempo, todavìa, dentro mìo. No es nadie màs, acà no està jugando el enemigo, como un sabio dijo una vez: LA ÙNICA BATALLA ESTÀ EN TU MENTE.
Sin embargo, lo sentì dentro de mì como diciendo "Acà estoy, eh? Creìste que me habìa ido??". Lo sentì como posible soluciòn, como punzando al corazòn, como inundando los sentidos.
Y cuando mi mente estuvo desbordada, decidì mandarlo para adentro nuevamente, lo que terminò por provocarme un dolor de estòmago tan real y tan palpable como el frìo invernal de hoy.
Y ahora: silencio. "Oscuridad y nada màs..." dirìa Poe. En un estado de aturdimiento y desconcierto, en un estado... "tibio" del cual no logro salir ni con la buena amiga distorsiòn.
No lo quiero màs... No me sirve màs, eso lo sè bien. Ni siquiera desquitarme con carne y sangre, ni siquiera eso acallarìan esta extraña y traicionera... sed.
Sed de la que en algùn momento me sentì orgullosa, que alimentaba y alimentaba, que yo permitì que fuera creciendo, que fui guardando para dìas postreros... por què? Ni idea, pero lo hacìa. Dejaba que llegara cada vez a un punto màs alto, alimentàndola con sonidos densos y palabras oscuras.
Pero ahora està màs dèbil, llevo intentando desaparecerla, pero nunca lo logro del todo, no me domina, pero ahì està.
Y hoy... por poco le permito salir, apenas la dejè asomarse y casi provoca un desastre. Apenas disparò un dardo, y cayò justo donde no tenìa que caer. Justo en territorio enemigo, demostràndole mi debilidad, una vez màs...
Pero, no te pienso dar màs entidad, ni nombrarte, ni recordarte. No pienso alimentarte màs ni dejarte salir.
Como decìa el Cuervo de Poe, yo te lo digo: NUNCA MÀS!
(NUNCA MÀS...)
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